sábado, 25 de julio de 2020

La Inteligencia Emocional y su importancia en procesos de empleabilidad

“Las habilidades blandas y la inteligencia emocional constituyen elementos que hacen la diferencia a la hora de analizar la empleabilidad de los ejecutivos.”

Todos hemos oído hablar de ese concepto tan actual que es la inteligencia emocional. Pero ¿realmente sabes lo que implica en lo relativo al entorno profesional? ¿Eres consciente de la importancia de la inteligencia emocional en el trabajo?

Comencemos por aclarar qué es la inteligencia emocional. Se trata sencillamente de la capacidad de una persona para gestionar sus propias emociones (inteligencia emocional intrapersonal) y las emociones de los demás (inteligencia emocional interpersonal).

Teniendo en cuenta que las emociones son el motor en cualquier acción de cualquier persona, se expresen con mayor o con menor intensidad, queda claro la influencia de la inteligencia emocional en el trabajo.

¿Y qué tienen que ver las emociones y la inteligencia emocional en los procesos de empleabilidad? La verdad es que mucho, así que vamos a intentar compartirte por qué es importante conocerte a ti mismo y gestiones tus emociones.

Muchas personas en desempleo, tras pasar por esa primera fase de shock, por no entender cómo les ha podido pasar esa fase, por el vértigo que supone ese abismo enorme que algunos llaman erróneamente “paro” (ya que el proceso de búsqueda de empleo requiere de muchísima energía y “parados” no se encuentran). 

Cuando ya aceptas tu nuevo status y decides que tienes que actuar, encuentran que tienen que comenzar esta fase de acción como un juguete roto.

Tu autoestima está dañada, tus emociones al límite, tu objetivo desenfocado…. Aquellos que habías pasado por estas situaciones seguro que te podrás sentir identificado en algún punto. Pero debes sabes actuar ante esta situación y cuanto antes mejor.

Por ende, faltan profesionales integrales, que además de un gran desarrollo técnico y cognitivo, posean buenas relaciones interpersonales, capacidad de liderazgo, dominio de idiomas y competencias para el trabajo en equipo.

Todas estas habilidades son fundamentales, especialmente en un contexto global dinámico en el cual las empresas están cada vez más buscando ejecutivos con mayor capacidad adaptativa, tolerancia a la frustración y orientación hacia el logro.

Tú como todo un profesional estás hecho de aptitudes y actitudes que te van a ayudar a encontrar ese nuevo proyecto de empleo que estás esperando y no hay tiempo que perder.

Y ahí están tus emociones: el miedo, la vergüenza, la ira, la baja autoestima que influyen enormemente en tus actitudes cuando buscas un puesto de trabajo y te enfrentas a una entrevista.

Si tienes miedo no mostrarás seguridad a la hora de optar por una posición en una empresa, si generas ira y culpas a los demás por tu situación no pasarás a la acción para encontrar un puesto de trabajo, y si tu autoestima está baja es improbable que muestres una actitud optimista y motivada a la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo.

Es por eso que conocer y entender tus emociones, gestionarlas adecuadamente y transformar las negativas en positivas cobran especial importancia en procesos de empleabilidad.

No puedes dejarlas de lado nunca y más en situaciones de procesos de búsqueda activa de empleo.

Vamos a ver cómo estas capacidades de gestionar las emociones propias y las de los demás pueden influir en el trabajo de una persona.

Autoconocimiento

El autoconocimiento es la capacidad de conocer cómo las emociones funcionan en uno mismo. Hay personas en las que el estrés se manifiesta a través de mareos y hay personas en las que se manifiesta sencillamente con un ligero calor. Volverse consciente de estos aspectos ayuda a desarrollar el autoconocimiento.

Si sabes cómo funcionan las emociones en tu cuerpo, sabrás cómo, por qué y cuánto te afectan, qué situaciones las provocan y cómo evitar que emociones como el estrés o la frustración no impidan realizar tu trabajo.







En resumen: a una persona sin autoconocimiento le faltará un eslabón clave para rendir al 100% en su trabajo.

Autocontrol

Una vez que una persona se conoce a sí misma, puede controlarse, pero no al revés. Por eso el autoconocimiento es previo al autocontrol.

Por tanto, la inteligencia emocional en el trabajo exige primero que una persona sepa cómo y por qué le afecta el estrés y después cómo controlarlo, por ese orden. Esto se aplica a todas las emociones dolorosas: frustración, rabia, abatimiento, desmotivación, etc.

Imagina cómo sería una persona que no controla su nerviosismo o su ira en el momento de una reunión comercial con un cliente.

Automotivación

Una vez que eres capaz de controlar tus emociones dolorosas que experimenta tu cuerpo, podrás potenciar tus emociones placenteras. Hablamos de motivación, pasión, ilusión, ganas…

El cerebro humano evolucionó para evitar primero el dolor y, cuando este se encuentra lejos, acercarse al placer.

Es decir, que el cerebro de una persona estresada o desmotivada estará centrado en mitigar esas emociones dolorosas y no podrá centrarse en realizar un trabajo con ilusión, entregar una sonrisa sincera y una conversación alegre a un cliente o generar ideas creativas. Un nuevo ejemplo de cómo influye la inteligencia emocional en el trabajo.

Estos tres pasos, autoconocimiento, autocontrol y automotivación, forman lo que se conoce como inteligencia emocional intrapersonal. Una vez que esta se encuentra estable, podemos pasar a la inteligencia emocional interpersonal.

Empatía

La empatía implica saber qué sienten otras personas y conocer cómo les afecta una emoción determinada. Sin embargo, como decíamos, solo puede alcanzarse si la inteligencia emocional intrapersonal está bajo control. Si una persona no sabe descubrir sus propias emociones, difícilmente podrá detectar las de los demás.

Piensa en lo que la empatía supone para la inteligencia emocional en el trabajo. Una persona empática puede descubrir con facilidad si un cliente se sienta inseguro, nervioso o si desconfía de algo. Y esto, obviamente, es una información excelente para llegar al segundo escalón de la inteligencia emocional interpersonal, que veremos a continuación.

Gestión social

Si eres una persona empática, una vez que has descubierto lo que la otra persona siente, podrás influir en sus emociones. La gestión social es el equivalente en interpersonal del autocontrol y de la automotivación: ayudar a otras personas a controlar sus emociones dolorosas e impulsarles a potenciar sus emociones placenteras, motivándoles.

Está claro que las personas que son capaces de influir en los demás tienen una excelente capacidad de gestión social. Los profesionales motivadores, persuasivos, seductores, que generan confianza, que cierran una gran cantidad de acuerdos comerciales, etc. son personas que han desarrollado su inteligencia emocional en el trabajo de forma exitosa y pragmática. Sin embargo, no debes olvidar que han podido desarrollar su capacidad de gestión social gracias a haber entrenado antes su inteligencia emocional intrapersonal.

Ahora ya conoces los pasos para desarrollar la inteligencia emocional en el trabajo. De ti depende empezar a recorrer el camino.



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