sábado, 1 de agosto de 2020

Procesos de búsqueda en tiempos de crisis


“El factor humano es lo que hace la diferencia entre las compañías de éxito y las que quieren alcanzarlo”

Ante la crisis sanitaria que estamos viviendo, la mayoría de los procesos de selección que estaban en marcha se han visto suspendidos. La incertidumbre provoca que se desconozca si se van a poder incorporar personas a posiciones que estaban previstas en el medio plazo.

La complicada situación económica tiene un fuerte impacto en el mercado laboral, se incrementa la demanda de empleo mientras disminuyen  las ofertas. Sin embargo, el aumento de la competitividad y optimización de las organizaciones llevan a requerir perfiles cada vez más completos y a su vez, más escasos en el mercado.

Se ha convertido en un lugar común hablar del talento como imprescindible para que las empresas sobrevivan e incluso prosperen en medio de la crisis y en un entorno cada vez más competitivo. Sin embargo, la coyuntura económica actual puede llevar a la tentación de pensar que nuestro talento está seguro, despreocupándonos por su retención o creyendo que podremos encontrar nuevos talentos con facilidad.

Siendo justos, lo que estamos apreciando en las empresas es que hay una voluntad continuista pero un lógico temor a adquirir un compromiso que no se pueda asumir.

Ya en varias ocasiones se ha pedido que se mantenga a los candidatos seleccionados motivados, pero se evita hacer una carta oferta para su incorporación en fechas posteriores, ante la actual incertidumbre.

El miedo está haciendo que no se analicen los números con perspectiva de medio plazo. Normalmente un candidato tiene un período de prueba en que se puede extinguir la relación, aun cuando la incorporación se hubiera producido en circunstancias normales.

Estamos hablando, es cierto, de un periodo máximo de 3-4 meses sin actividad plena para muchos sectores.

Pero si piensas en posiciones de cierto nivel con voluntad de continuidad y proyección a medio plazo, un profesional contratado por un periodo de unos meses no supone una gran cuantía para una empresa media aceptablemente saneada, teniendo en cuenta el ciclo de vida que tendrá el mismo en la organización. Perder buenos candidatos puede ser peor.Aun así, es comprensible la parálisis. 

Cómo afecta la crisis de la COVID-19 a los procesos de reclutamiento 

La depresión económica que se va a derivar de la actual crisis sanitaria puede dejar un panorama desesperanzador para emigrantes que se estaban planteando volver a España. 

La recesión va a afectar a todos y va a haber profundos cambios económicos y sociales. Algunas tendencias positivas que estábamos viendo en los últimos años van a revertirse y el mercado laboral, en muchos sectores, va a congelarse.













Seguramente, las empresas que vuelvan a contratar van a aprovecharse del parón económico y la escazes de empleo para ofrecer peores condiciones laborales y menos concesiones. Los reclutadores y departamentos de recursos humanos van a ser menos escrupulosos en lso procesos, primando la rapidez y simplicidad de las contrataciones.


Es curioso ver en el gráfico cómo una significativa proporción de candidatos con un nivel superior de estudios (el 98%) concurren a puestos de trabajo donde no se exige una cualificación superior, unas aptitudes concretas o un mínimo grado de formación. Sólo el 2% de candidatos opta a puestos de trabajo que se ajustan a un perfil "sin estudios". Esto es una realidad constante en tiempos de crisis en donde los currículos se adaptan a las circunstancias siendo habitual eliminar méritos del mismo para tener alguna oportunidad en esos puestos de trabajo donde de otra manera el encaje no sería adecuado por sobrecualificación.

A la inversa también se incrementa en tiempos de crisis el número de candidatos con menor cualificación que optan a puestos de nivel superior, aunque en menor proporción que le caso anterior. Conforme se va avanzando en el nivel de estudios el desajuste es menor. No obstante, la media de candidatos que sí se ajustan al perfil requerido en los puestos de trabajo según cada nivel de estudios es aproximadamente de un tercio.

En la figura 2 podemos comprobar cómo las realidades se invierten por efectos de la crisis. Candidatos con un nivel de estudios superior, muchos de ellos con experiencia previa, optan, enviando sus currículos a puestos de trabajo muy incongruentes con la aptitud que tienen. Estos candidatos optan a esos puestos a la desesperada sabiendo que si acceden a esos trabajos lo hacen renunciando a muchas exigencias que se derivarían de sus capacidades, pero lo hacen como vía para reengancharse al sistema laboral que les puede servir de lanzadera o canal para volver en un futuro a conseguir un puesto adecuado a su valía, sobre todo cuando finalice la crisis. En el otro extremo están los candidatos que optan a puestos de nivel laboral superior sin tener la cualificación apropiada. En este caso los candidatos mandan sus currículos asumiendo que enviándolos no tienen nada que perder, a diferencia del supuesto anterior.



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